jueves, 3 de julio de 2008

Cifras significativas

En el libro del Profeta Daniel se presentan visiones escatólogicas. En el capítulo 8:

13 Oí entonces a un santo que hablaba, y a otro santo que decía al que hablaba: «¿Hasta cuándo la visión: el sacrificio perpetuo, la iniquidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?»
14 Le respondió: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: después será reivindicado el santuario.»


La cifra de 2300 días puede llegar a ser bastante significativa para algunas personas. Entre ellas Ingrid Betancourt. Ayer fue liberada en una majuestosa operación del ejército colombiano, después de haber estado 6 años como rehén por parte de la FARC.



Me llamó la atención que en el periódico narraban su cautividad durante 2321 días. Ese tiempo, símbolo de iniquidad, también acabó ya para ella.

Las interpretaciones del pasaje en el libro de Daniel son variadas. Algunos lo relacionan con el evento ya pasado del reinado de Antíoco IV. Otros (R. Sungenis, p.ej.) lo toman casi como un paralelo con Apocalipsis 11, en donde el tiempo de tribulación se menciona como 42 meses. El libro de Daniel describiría entonces ese tiempo con precisión cronológica, ya que "tardes y mañanas" precisan la intención literal del comentario.

Pronto escribiré sobre un testimonio personal también de fechas bíblicas que se ajustan a fechas personales. Esto no hay que tomarlo en forma de presagios, sino como confirmaciones de que la mano de Dios está sobre nuestras vidas cuidando cada detalle.

¡Gloria y gracias por la libertad!

lunes, 30 de junio de 2008

Aritmética cristiana


Respecto al post pasado, Ramiro escribió:

"Primero oración; después mortificación; en tercer lugar, muy en tercer lugar, acción. Es tiempo de orar"

Creo que sí es el orden correcto:

1. oración
2. mortificación
3. acción

Con esto en mente, hagamos un poco de aritmética cristiana:

1+2-3= santurronería
1-2-3= hipocrecía
2-1-3= sadismo (o fariseísmo, siendo un poco optimistas)
2+3-1 = legalismo
3-1-2= filantropía

1+2+3= santificación (cristianismo auténtico)

lunes, 16 de junio de 2008

A puerta cerrada

Este fin de semana se presentó en el Centro de las Artes la obra "A puerta cerrada" de Jean P. Sartre. Desde que la vi anunciada me llamó la atención, dado que la sinopsis establecía que era una representación metafórica del infierno. Aclaraba el periódico que no correspondía con la visión cristiana que tenemos de dicho estado/sitio.

Tras verla me he quedado convencido de todo lo contrario. La visión que presenta del estado infernal es precisamente la que explica la teología. Tras dos horas de duración uno queda con la consigna de reflexionar lo que para uno sería ese estado de desesperación absoluta.

Hay tres personajes: Inés, Estelle y Garcin. Inés, con instintos asesinos se considera como condenada desde un principio por su preferencia de lesbiana. Estelle tiene un oscuro pasado que le da escalofríos y Garcin sufre eternamente por considerarse un cobarde (y ser eso ante los ojos de sus compañeros). Son sus memorias sus más grandes tormentos. Repiten constantemente que no se arrepienten, pero no pueden ni con su alma. Es tanto el odio, el resentimiento y el herirse entre ellos que se desprende la famosa frase de la obra: "El infierno son los otros." No pueden dormir ni parpadear. Son víctimas de ellos mismos todo el tiempo y saben que tal cosa durará para siempre.

Al llegar a su habitación perpetua cada uno se jacta de que no hay trinches, ni fuego, ni verdugos. Me imagino que dicho texto hace creer que se presenta un infierno muy distinto al que consideramos en la teología cristiana. Sin embargo, a uno que permanece atento se le hace patente como todos son víctimas de fuego, trinches y verdugos, pero construidos dolorosamente con su propia naturaleza.

Del célebre manual teológico del Dr. Ludwig Ott (Fundamentals of Catholic Dogma) vemos:

La escolástica distingue dos elementos en el suplicio del infierno: la pena de daño (suplicio de privación) y la pena de sentido (suplicio para los sentidos). La primera corresponde al apartamiento voluntario de Dios que se realiza por el pecado mortal; la otra, a la conversión desordenada a la criatura.

La pena de daño, que constituye propiamente la esencia del castigo del infierno, consiste en verse privado de la visión beatífica de Dios; cf. Mt 25, 41 : «¡Apartaos de mí, malditos!»; Mt 25, 12: «No os conozco»; 1 Cor 6, 9: «¿ No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios?»; Lc 13, 27; 14, 24; Ap 22, 15; (San Agustín, Enchir, 112).

La pena de sentido consiste en los tormentos causados externamente por medios sensibles (es llamada también pena positiva del infierno). La Sagrada Escritura habla con frecuencia del fuego del infierno, al que son arrojados los condenados; designa al infierno como un lugar donde reinan los alaridos y el crujir de dientes... imagen del dolor y la desesperación.

El fuego del infierno fue entendido en sentido metafórico por algunos padres (como Orígenes y San Gregorio Niseno) y algunos teólogos posteriores, los cuales interpretaban la expresión «fuego» como imagen de los dolores puramente espirituales, -sobre todo, del remordimiento de la conciencia- que experimentan los condenados. El magisterio de la Iglesia no ha condenado esta sentencia, pero la mayor parte de los padres, los escolásticos y casi todos los teólogos modernos suponen la existencia de un fuego físico o agente de orden material, aunque insisten en que su naturaleza es distinta de la del fuego actual.

La acción del fuego físico sobre seres puramente espirituales la explica SANTO TOMÁS -siguiendo el ejemplo de San Agustín y San Gregorio Magno - como sujeción de los espíritus al fuego material, que es instrumento de la justicia divina. Los espíritus quedan sujetos de esta manera a la materia, no disponiendo de libre movimiento; Suppl. 70, 3.


A los tres los torturan la eternidad y el recuerdo de lo que hicieron. Pero se me hace muy interesante cómo estos personajes sufren también la necesidad que el pecado dejó en ellos y que ya no pueden satisfacer. Así Garci se desmorona cuando Inés se niega a considerarlo valiente. Inés estalla en rabia cuando Estelle rechaza sus afectos y ésta última se carcome cuando Garcí no puede poner su atención en ella. Los tres se envuelven en un círculo vicioso que promete durar para siempre.

Un pequeño extracto, en donde al recordar le pido a la Misericordia Divina que tenga piedad.


INÉS: Ya veo. (Una pausa.) ¿Para quién representan ustedes la comedia? Estamos entre nosotros.


ESTELLE (con insolencia): ¿Entre nosotros?


INÉS: Entre asesinos. Estamos en el infierno, nenita; aquí nunca hay error y nunca se condena a la gente por nada.


ESTELLE: Cállese.

INÉS: ¡En el infierno! ¡Condenados! ¡Condenados!


ESTELLE: Cállese. ¿Quiere callarse? Le prohíbo que emplee palabras groseras.


INÉS: Condenada, la santita. Condenado, el héroe sin reproche. Tuvimos nuestra hora de placer, ¿no es cierto? Hubo gentes que sufrieron por nosotros hasta la muerte y eso nos divertía mucho. Ahora hay que pagar.


GARCIN (con la mano levantada): ¿Se callará usted?


INÉS (lo mira sin miedo, pero con una inmensa sorpresa): ¡Ah! (Una pausa.) ¡Espere! ¡He comprendido; ya sé por qué nos metieron juntos!


GARCIN: Tenga cuidado con lo que va a decir.


INÉS: Ya verán que tontería. ¡Una verdadera tontería! No hay tortura física, ¿verdad? Y sin embargo estamos en el infierno. Y no ha de venir nadie. Nadie. Nos quedaremos hasta el fin solos y juntos. ¿No es así? En suma, alguien falta aquí: el verdugo.


GARCIN (a media voz): Ya lo sé.


INÉS: Bueno, pues han hecho una economía personal. Eso es todo. Los mismos clientes se ocupan del servicio, como en los restaurantes cooperativos.


ESTELLE: ¿Qué quiere usted decir?


INÉS: El verdugo es cada uno para los otros dos.

jueves, 5 de junio de 2008

Curiosidades ProVida


Sí... esta imagen representa a Jesús.

viernes, 30 de mayo de 2008

Libertad a la New Age


Posiblemente el concepto de libertad ha hecho que muchos filósofos se partan el coco tratando de entenderlo. Los cristianos también tendemos a cuestionar las circunstancias de nuestro libre albedrío. Al fin de nuestro tiempo, daremos cuentas al Señor sobre cómo lo hemos utilizado. Por eso habrá explicaciones y razonamientos a los que habrá que oponernos.

El martes 27 de este año, se presentó en nuestra ciudad el Lama Ole Nydahl. Este hombre originario de Dinamarca es el líder más reconocido del budismo en Occidente. En su conferencia sobre el poder de la mente, tocó el tema de las religiones y la libertad.

"Si observamos a estas religiones abrahámicas (fundadas por el personaje bíblico Abraham) o de Occidente, el término general que podríamos usar para ellas es el de religiones de fe o creencia."

"(Las religiones orientales) no se basan en la fe o la creencia, sino en la experiencia, porque su objetivo es que al final nos convertimos en aquello en lo que nos enfocamos".

Es casi imposible que a uno, que se dice hombre cristiano, no se le revuelva el estómago al leer dichas declaraciones (y pongo la palabra 'declaraciones' luchando contra mis dedos para que no escriban algo que precisamente me haga parecer poco cristiano). ¿Qué acaso este hombre, docto en religiones, conoce tan poco del cristianismo?

No sé cómo conciba el señor Lama a la fe cristiana. Sobre todo no sé por qué piensa que la fe y la experiencia son cosas distintas y opuestas. Para nosotros la misma fe ya es una experiencia. Y una experiencia riquísima. Porque la fe de los cristianos no es un simple cúmulo de datos e ideas que decimos aceptar. Es más bien una serie de vivencias divinas que se impregnan en el alma y dan certeza.

No es una fe estática. San Pablo en su carta a los Gálatas dice que sólo es válida la fe que actúa por la caridad (Gal. 5, 6). Así, mientras el budista está meditando, purificándose de sí mismo para unirse al cosmos (o a la idea que tengan de la divinidad), el cristiano está en el mundo trabajando y sirviendo a los más necesitados. Son innumerables las obras de tanta gente que da su vida por el prójimo brindándoles alimento, techo, educación o simplemente y en pocas palabras: amor. ¿Qué esto no es una religión de auténtica experiencia? ¡Si nosotros estamos llamados a cambiar el mundo! Y sólo lo que es altamente experiencial transforma.

Pero bueno, donde metió la libertad creo que es donde introdujo la más extraña confusión. Esto dijo:

"Las religiones occidentales, como el judaísmo, el cristianismo y el islam, no pretenden llegar a convertirse en lo que creen, en Dios, por lo que su confianza siempre dependerá de un ser superior y no serán libres."


Esto ya sobrepasa la revoltura previa de estomágo. Es vomitivo.

Aquí se forma una extraña premisa en donde parecería que para ser más libre se necesitará tener una superioridad ontológica; es decir: ser superior a la naturaleza que ya se tiene. Expliquémonos. Sería decir que un pez que fuese pez-hombre sería más libre que un pez que simplemente fuese pez. Ciertamente tendría más facultades, pero no sería más libre en su naturaleza de pez. Para que un pez pueda ser más libre necesita ser más plenamente pez. Conforme mejor nade, tenga espacio correcto para hacerlo, pueda alimentarse y reproducirse debidamente, entonces el pez será un pez más libre. Un pez que fuera a actuar como humano perdería totalmente su libertad acuática. Dios es libre porque es plenamente Dios. Adán era libre porque era plenamente hombre. El pecado lo hizo esclavo y ahí tenemos nuestra guerra.

Un hombre para poder ser un hombre libre necesita ser un hombre en toda su plenitud; no ser Dios. Aquí tenenos las premisas panteístas del budismo que han impregnado en su totalidad nuestra cultura por medio del New Age.

Del Catecismo:

1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.

1732 Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último que es Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y por tanto, de crecer en perfección o de flaquear y pecar. La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Se convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito.

1733 En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a “la esclavitud del pecado”(cf Rm 6, 17).

El hecho de que hacer el bien nos haga más libres radica en que el alma comienza a ser movida por un amor sobrenatural. Y esto ciertamente nos conduce a la plenitud de lo que significa ser hombre. ¿Cuál es el ejemplo perfecto de quien fue plenamente hombre? Basta con mirar hacia la cruz.


Mr. Lama podría decir que uno no puede ser libre mientras esté sujeto a un Ser superior; mientras uno no esté en su nivel y por lo tanto no sea autónomo. Sto. Tomás analiza cuidadosamente una cuestión que parece poner en entredicho lo que hemos establecido sobre la naturaleza de la libertad:


Objeción: "Como dice Aristóteles en su Metafísica, libre es lo autónomo. Por lo tanto, lo que es movido por otro no es libre. Pero Dios mueve la voluntad, porque dice en Prov. 21, 1: "El corazón del Rey está en manos de Dios, y Él lo dirige a donde le place." y en Flp. 2, 13: "Dios es el que obra en nosotros el querer y el hacer." Por lo tanto, el hombre no tiene el libre albedrío.


Pero él contesta: "El libre albedrío es causa de su propio movimiento, ya que el hombre se mueve a sí mismo a obrar por su libre albedrío. Pero la libertad no precisa necesariamente que el sujeto libre sea la primera causa de sí mismo. Para que una cosa sea causa de otra, tampoco se precisa que sea su primera causa. Dios es la primera causa que mueve tanto las causas naturales como las voluntarias. Y así como al mover las causas naturales no impide que sus actos sean naturales, al mover las voluntarias, tampoco impide que sus acciones sean voluntarias. Por el contrario, hace que lo sean ya que en cada una obra su propio modo de ser."

Por último convendría recordarle a este hombre en qué Dios creemos. Nos parece absurdo y tonto que diga que los cristianos nunca seremos libres porque nuestra "confianza siempre dependerá de un ser superior." No confiamos en alguien que nos falle, en alguien que cambie de opinión, en alguien que no se rija por los más altos ideales. Confiamos en aquél que nos amó tanto que hasta dio a su Único Hijo para tenernos junto a Él.

Los cristianos encontramos nuestra verdadera libertad en la salvación que Cristo nos da por la fe en Él. No esperamos a ser (al menos en toda la expresión) Él, pero sí a unirnos con Él eternamente. Eso nos completa. Eso es la felicidad eterna que esperamos.

Dios tenga misericordia de todos aquellos que con su filosofía se preparan para la soledad eterna.

jueves, 22 de mayo de 2008

Corpus Christi... no un símbolo



¡Hoy celebramos la fiesta de Corpus Christi!

De todos los misterios de nuestra fe, la Eucaristía es el que más me impacta. Por eso festejo que hoy sea un día de precepto. Así nos vemos "obligados" a meditar sobre el Santísimo Sacramento. Aunque sin duda un día no alcanza ni para empezar razonablemente.

He tomado un pedazo de un escrito sobre la Eucaristía de una página protestante llamada
"Apocalypse soon: Respuestas a mis amigos católicos". El fragmento dice así:

La Biblia enseña que "la sangre de Jesús... nos purifica de cada pecado" (1 Juan 1:7). cerca de la teoría del sacrificio diario de Cristo, existe la tradición según el católico romano que la substancia del pan y el vino se cambia de hecho en el cuerpo y en la sangre de Cristo.Este hecho viene llamado el milagro de la transubstanciaciòn. Esta tradición se introdujo en la Iglesia alrededor de los 380 d.C.. se volvió dogma de fe en 1215 y los católicos empezaron a arrodillarse delante de la oblea en la 1226.La Iglesia, aceptando esta tradición, intenta sostenerla como palabra de Jesús: "Éste es mi cuerpo", pero estas palabras no enseñan que el pan sufre un cambio literal, en la carne del cuerpo de Cristo. Jesús, después de haber dicho "éste es mi cuerpo", el llama al pan en el mismo pasaje tres veces "pan" (1 Corintios 11:24-28). El mismo pensamiento nosotros lo encontramos respecto al vino al que se llama "el fruto de la vid" (Marco 14:25), cuando en cambio ya habría tenido que ser cambiados en sangre. Asi que para poder interpretar literalmente las tres veces que se le llama pan , es necesario interpretar las palabras figuradamente "Éste es mi cuerpo" de la misma manera según interpretamos las palabras de Cristo: "Yo soy la puerta".


En la misa no sucede ningun cambio , mientras que en los milagros de Cristo esto era evidente. Cuando por ejemplo Cristo cambió el agua en vino, fue claro a todos que no se trataba ya más del agua, pero si de vino (Juan 2:9-10). Esto dicho asi, es imposible el cambio porque Cristo se encuentra corpóreamente en el cielo en la edad presente. Esto lo explica Pedro en Hechos 3:21 y se reafirmó en hebreos 10:12: "Éstos, después de haber ofrecido un único sacrificio por los pecados, se sentó por siempre a la diestra de Dios,". Cristo enseñó a sus discípulos hacer la cena santa en la memoria de él: "Haced esto en memoria de mí" (1 Corintios 11:24).

Revisemos esto cuidadosamente:

La Biblia enseña que "la sangre de Jesús... nos purifica de cada pecado" (1 Juan 1:7). cerca de la teoría del sacrificio diario de Cristo, existe la tradición según el católico romano que la substancia del pan y el vino se cambia de hecho en el cuerpo y en la sangre de Cristo.

La creencia que sostenemos de que en la Misa se hace presente el sacrificio de Cristo no se contrapone en ningún sentido con 1 Jn. 1, 7. Es precisamente esa sangre que se hace presente en el Cáliz y que fue derramada en la Cruz la que nos purifica. Llamar a esa doctrina "teoría del sacrificio diario" es una de las tantas formas de caricaturizar una creencia sustentable. Pero no es el tema de este post, ya que nos centraremos en si debe de entenderse que la Santa Cena es sólo un símbolo o sí realmente presenta el Cuerpo y Sangre del Señor. Por eso continuemos:

Este hecho viene llamado el milagro de la transubstanciaciòn. Esta tradición se introdujo en la Iglesia alrededor de los 380 d.C.. se volvió dogma de fe en 1215 y los católicos empezaron a arrodillarse delante de la oblea en la 1226.

¿380 D.C.? Existen escritos de los Padres de la Iglesia que hacen patente que la doctrina de la transubstanciación se sostiene desde los primeros tiempos de la Iglesia. Por dar un ejemplo:

Ignacio de Antioquía (110 d.C.):

Carta a los romanos, 7:3, "el pan es la carne de Jesucristo, el vino la sangre".

Carta a los Esmirniotas, 6:2-7:1, "algunos malos se apartan de la iglesia por no confesar que la Eucaristía es la carne de nuestro salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados"

Aquí se pueden ver varios más.

¿Se volvió dogma de fe en 1215? Es la típica confusión protestante en donde una declaración dogmática resulta igual que la creación de un dogma. La transubstanciación es dogma de fe desde que Cristo instituyó la Eucaristía. Que la Iglesia lo haya delcarado como tal, para aclarar la ortodoxia y combatir la herejía es algo muy distinto.

La Iglesia, aceptando esta tradición, intenta sostenerla como palabra de Jesús: "Éste es mi cuerpo", pero estas palabras no enseñan que el pan sufre un cambio literal, en la carne del cuerpo de Cristo. Jesús, después de haber dicho "éste es mi cuerpo", el llama al pan en el mismo pasaje tres veces "pan" (1 Corintios 11:24-28). El mismo pensamiento nosotros lo encontramos respecto al vino al que se llama "el fruto de la vid" (Marco 14:25), cuando en cambio ya habría tenido que ser cambiados en sangre.

Veamos el pasaje en cuestión, pero extendiéndonos un versículo más. 1 Corintios 11, 24-29:

23 Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,
24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
25 Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.»
26 Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.
27 Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
28 Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa.
29 Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.


Es cierto que después de la narración de la Institución se menciona nuevamente tres veces la palabra pan. Pero es importante observar que también ocurre con la palabra Cuerpo (dos veces mencionada).

Así, quien se acerca a comer de ese pan indignamente y sin discernir el cuerpo (!!) peca contra el Cuerpo del Señor. El decir que entonces ese pan no es realmente el Cuerpo nos llevaría a tener un pasaje con muchos desvaríos.

Decir que la palabra "pan" tendría que ser cambiada a "cuerpo" para indicar que sólo así Pablo no hubiera hablado simbólicamente es un argumento bastante forzado. Porque Su cuerpo es verdadera comida. ¡Su Cuerpo verdaderamente es Pan de Vida! El Señor se ha hecho pan y bebida para nosotros. El espacio impide analizar a profundidad el capítulo 6 del Evangelio de Juan que contiene este mensaje. Por el momento creo que al menos es claro que el argumento presentado no tiene una base considerable.

Asi que para poder interpretar literalmente las tres veces que se le llama pan , es necesario interpretar las palabras figuradamente "Éste es mi cuerpo" de la misma manera según interpretamos las palabras de Cristo: "Yo soy la puerta".

Son muchas las veces en el Evangelio de Juan en donde Jesús utiliza la fórmula "Yo soy..." Sin embargo, en el discurso sostenido en el capítulo 6 hay muchas claves para indicar que no se habla de un símbolo. Recomiendo el siguiente artículo, excelente para este estudio: Eucaristía: ¿Presencia Real o simbólica?.

Sólo quisiera por lo menos hacer ver que incluso la fórmula lingüística es distinta. Jesús dice "yo soy la puerta" para indicar que por Él se entra a la relación con el Padre, al Reino de los Cielos, a la Vida eterna. ¡En un sentido metafísico realmente es una puerta! Pero no aparece en el Evangelio que haya señalado a una puerta existente en una casa de la ciudad y haya dicho: "Esa puerta soy Yo." En cambio podemos decir que en la narración de la última cena, en resumen nos dice: "Este Pan y este Vino: soy Yo." ¡Interesante diferencia!

En la misa no sucede ningun cambio , mientras que en los milagros de Cristo esto era evidente. Cuando por ejemplo Cristo cambió el agua en vino, fue claro a todos que no se trataba ya más del agua, pero si de vino (Juan 2:9-10). Esto dicho asi, es imposible el cambio porque Cristo se encuentra corpóreamente en el cielo en la edad presente.

Que bueno que de forma ordinaria (porque extraordinariamente sí) el pan y el vino al ser consagrados y convertidos en el Cuerpo y la Sangre del Señor no cambian su aspecto físico.

1. Sería difícil para el gusto comer y beber carne y sangre humana con sus respectivos accidentes (sabor, tacto, olor).

2. Sobre todo nos quitaría la oportunidad de mostrar una fe grande y sencilla. "Dichosos los que creen sin haber visto" (Jn. 20, 29b). La Eucaristía es una de nuestras más grandes pruebas de fe. Pero cuando se nos concede creerla con el corazón se vuelve también uno de los más grandes consuelos. ¡Uno presencia verdaderamente un milagro en cada Misa!

Falla el autor al decir que el cambio de sustancia es imposible porque Cristo se encuentra corpóreamente a la diestra del Padre. El cuerpo de Jesús, después de la Resurrección, ya no está sujeto a nuestras leyes físicas. El Evangelio nos da ejemplos donde Jesucristo, con Su cuerpo glorioso, rompía con el orden simplemente natural (ej. traspasando paredes y apareciendo-despareciendo).

¡Gloria a Dios por nuestra fe!

En esta fiesta de Corpus:

¡Gracias, Señor, por el gran don de Tu Cuerpo y Sangre!

viernes, 16 de mayo de 2008

Ciencia y ciencia ficción en la Iglesia


Es muy famoso el dicho de que "en todos lados hay de todo". Ciertamente en la Iglesia también se da: grandes científicos y otros que, sin descartar su capacidad para el estudio de la naturaleza, emiten comentarios dignos de Sci-Fi.

Una noticia muy positiva se dio esta semana. El sacerdote polaco Micha Heller recibió el premio Templeton. Éste se otorga por descubrimientos en el "desarrollo espiritual". Al ganador se le brindan ni más ni menos que 1.2 millones de euros. Sí... más que en el premio Nóbel.

¿Qué ha hecho el P. Heller? Actualmente es profesor de Física Teórica, Cosmología Relativista y Filosofía de la Ciencia en la Academia Pontificia de Teología de Cracovia. En su investigación ha buscado demostrar que las matemáticas efectivamente prueban la existencia de Dios.

¿Cómo relaciona a las matemáticas con el Señor? Se ha especializado en las fórmulas complejas capaces de explicar cualquier cosa, incluso el azar, a través del cálculo matemático. Así, en una entrevista explicaba:

"Si preguntamos sobre la causa del universo deberíamos preguntar sobre la causa de las leyes matemáticas. Al hacerlo nos situamos en el gran plan maestro de Dios al pensar el Universo, ante la pregunta sobre la causalidad definitiva: ¿por qué existe algo en vez de no existir nada?"

"Al preguntarlo, no estamos preguntando sobre una causa como otras causas. Preguntamos sobre la raíz de todas las causas posibles. La ciencia no es sino un esfuerzo colectivo de la mente humana para leer la mente de Dios desde las preguntas de las cuales nosotros y el mundo parecemos estar hechos".

Tiene un libro que me interesa: "Creative Tension: Essays on Science and Religion". Espero poderlo adquirir pronto.

Por otro lado, esta semana se dio la noticia extraña de que el Astrónomo del Vaticano - el P. José Gabriel Funes, S.J. -habló sobre la posibilidad de la vida extrarreste en una entrevista para el periódico L'Osservatore Romano. Esto ha desatado ya bastantes comentarios ácidos y polémicos.

Este sacerdote Jesuita reemplazó en el 2006 a otro cura que se dice que era enemigo de la teoría del "diseño inteligente". Algunas notas de su entrevista dicen así:

"En un universo tan grande no puedes excluir esa hipótesis."

"San Francisco de Asís decía 'hermano lobo', ¿por qué no podemos decir 'hermano ET'?"

"Tal como hay multiplicidad de criaturas en la Tierra, puede haber otros seres inteligentes" y creer en ello "no pone en entredicho la fe en la creación, en la encarnación y en la redención".

"Si existen otros seres inteligentes, nadie ha dicho que necesiten la redención. Quizá ellos permanecieron en plena amistad con el creador". Es decir, quizá la estirpe humana sea la"oveja descarriada". En cualquier caso, reitera: "Jesús se encarnó de una vez por todas. La encarnación es un acontecimiento irrepetible. Sin embargo, estoy seguro de que ellos los extraterrestres también tendrían, de alguna manera, la oportunidad de disfrutar de la misericordia de Dios."

Ya en la red se ha criticado mucho a este sacerdote por sus declaraciones. Y si bien sus puntos de vista podrían ser parte de algo así como una teo-ciencia ficción, creo que al menos fue bastante cuidadoso en no pronunciar algo que lo pusiera en la categoría de los herejes.

Se ha insistido en que cotradice a la Biblia, pero yo me pregunto ¿en qué? Que la creación de ellos no se mencione en el capítulo 1 del Génesis no es decisivo. Tampoco se habla de la creación de los ángeles. Al fin de cuentas la Sagrada Escritura es la revelación de Dios para el género humano. Nadie opina que los ángeles deban leerla para poder conocer a su Creador.

También me llama la atención que se mencione que no necesariamente ellos, en caso de existir, requerirían la redención. Hace algo de tiempo yo había leído lo contrario en un libro sobre la fe. Sin embargo es cierto, ya que la obra de la justificación la ha aplicado Cristo al género humano con Su encarnación. Por esto mismo no redimió a los ángeles que se convirtieron en demonios.

En todo este asunto de los extraterrestes es importante no perder simplemente el contenido que sí se nos ha revelado. Entre esto, Dios ha creado todo cuando existe y el ser humano ha sido puesto por Dios como jefe en la creación, aún incluyéndolos a ellos si existiesen. También, el evento de nuestra Pascua ciertamente es de orden cósmico, ya que también de esa magnitud fue el pecado original del hombre.

Así que mejor tomemos con algo de humor todo esto, como ya lo han hecho en otros blogs.




miércoles, 14 de mayo de 2008

¿Qué es más penoso?

No es del todo incomún que uno se tope con cosas que verdaderamente le causen pena.
Una buena amiga, analista (media fan al igual que un servidor) del kitsch, me dirigió hacia una cita de Milan Kundera:

“De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mie... es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch. Es una palabra alemana que se extendió después a todos los idiomas. Pero la frecuencia del uso dejó borroso su original sentido metafísico, es decir: el kitsch es la negación absoluta de la mie...; en sentido literal y figurado: el kitsch elimina de su punto de vista todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable” (Las censuras son mías, para no perder el tono decente de este joven blog.)

Recientemente han surgido muchos videos musicales que se han vuelto muy populares por sobrepasar cualquier límite de prudencia estética. Así, hemos escuchado (o peligrosamente visto) a la Tigresa del Oriente y similares. Un buen hermano me dirigió hacia algo que simplemente les dijo "quítense que ai' les voy". Es necesario ver para creer:

Creo que son de esas cosas en donde uno no sabe si reír, llorar, rezar, al fin de cuentas son hermanos y hermanas involucradas en producir semejante material.

Pero hoy mismo, me topé con otro video que creo que resulta mucho más penoso (sí... aunque Ud no lo crea). Es parte de una "liturgia" (en vdd celebración Eucarística) de un grupo disidente llamado "Call to action". Parecería un culto de película surrealista, pero tristemente ocurrió y ahí se compartió la Fracción del Pan.

No sé qué sea lo peor:
¿la procesión con botargas?
¿los bailes "cultuales"?
¿la aspersión de agua bendita por parte de danzantes?
¿el extraño rito con el leccionario y el incienso?
¿la bendición en nombre "del Creador, del Redentor y del Santificador" expresamente prohibido hace poco por la Santa Sede y sobre lo que escribiré más próximante?

Juzga por ti mismo:


Sería cómico si no fuera tan trágico. Lo esperanzador es ver a casi puro adulto mayor en el video. Las nuevas generaciones hemos sido más positivas en cuanto a ser dóciles como Iglesia. Es el gran problema de la generación de los 60 y del que con el duro trabajo de los últimos Papas nos hemos ido librando.

La novedad en la liturgia se vive desde un espíritu siempre renovado por la Gracia, no introduciendo elementos tan extraños. Es un gran pecado manchar a la liturgia con elementos evidentemente kitsch.

lunes, 12 de mayo de 2008

Su defensa es su problema

En una página dedicada en gran medida a defender el ateísmo se lee:

"...ser ateo no quiere decir tampoco sentir a la existencia vacía: esa es la representación que un creyente hace del ateísmo porque para él, si no hay dios, entonces esta realidad carece de sentido y de orden..."

Estoy totalmente de acuerdo. Si un ateo sintiera realmente el vacío de la existencia, su conversión sería cuestión de breve tiempo. El ser humano que experimenta carencia busca salir de ella.

Lo difícil de tratar en la práctica con un ateo, es que precisamente se han llenado demasiado rápido y han puesto corchos bastante densos para impedir que se vacíe eso que ocupa el espacio que corresponde a la Persona que cuidadosamente preparó el lugar.

La Sagrada Escritura lo comenta con claridad:

Desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal, de las aves, de los cuadrúpedos y de los reptiles. (Rom 2, 20-23)

El ateo se ha hecho dios para sí mismo. Se ha llenado hasta el tope y se convierte en un dios tan celoso que difícilmente deja que una pequeña chispa de la Divinidad verdadera ilumine su escondite. Es ingenuo por parte de los creyentes esperar simplemente a que éstos descubran un vacío. Somos más nosotros los que siempre estamos sedientos de seguirnos saciando del Agua Viva. Ése es el dinamismo del Espíritu en un alma que se ensancha. El alma del ateo se encoge.

Dios nos permita que en este Pentecostés derribemos las puertas de la incredulidad.

viernes, 9 de mayo de 2008

Lucha por... ¿qué?


Sí. Por la fe.

La decisión de empezar camino en la blogósfera la explico en el texto fijo al final de esta página. ¿Pero por qué el nombre?

Conforme ha ido pasando el tiempo creo que he ido aprendiendo poco a poco lo que en verdad es la fe. O mejor dicho, tal vez he aprendido simplemente a creer.

Hace ya algunos años cuando comencé mi caminar con Dios, tenía algunas expectativas sobre lo que aceptar la fe traería para mí. Conforme ha pasado el tiempo han ido cayendo una tras otra. Y esas caídas, que arrastran a uno mismo, son sin duda algunas desilusiones bastante fuertes. Posiblemente en parte se deba a los discursos que sistemáticamente hemos tomado al evangelizar, para hacer creer a la gente sobre la grandeza de esa palabra tan corta.

En ese tiempo era un bebé espiritual recién nacido, y ahora que soy un niño que apenas empieza a decir sus primeras palabras, puedo estar expectante al ver que la fe:

- No es tranquilidad, sino una inquietud sabroza.
- No es estabilidad, sino un dinamismo siempre activo.
- No es siempre luz, pero sí es siempre energía para seguir buscando en la oscuridad.

Me apropio indignamente de las palabras del P. Cabodevilla (+2003), que expresan muy peculiarmente la realidad - ciertamente grandeza - de la fe:

¿Acaso no es el mensaje cristiano una persistente, tremenda, desazonadora pregunta? No tanto una respuesta a las inquietudes del hombre cuanto una pregunta dirigida a su falsa paz, puesto que dicho mensaje, más que una teoría coherente sobre la vida y el mundo, resulta ser una impugnación constante a todas esas teorías que sobre la vida y el mundo formula incesantemente la razón. El problema del dolor, por ejemplo, ¿quién que no fuese un crédulo o un cínico podría decir que está resuelto, que ya lo resolvió el cristianismo? En el mejor de los casos, la apologética suministra un repertorio de respuestas penúltimas. Lo cierto es que el cristianismo no ha resuelto en absoluto semejante problema, simplemente lo ha disuelto en el misterio. La fe interroga incansablemente: por su propia dialéctica, por fidelidad a su constitución. Lo cual no suprime la certidumbre, si bien la matiza. Insistir en el carácter caminante y descubridor de la pregunta.

¡Por todo esto hay mucho que luchar!